NUESTRAS 36 HABITACIONES
Las siete plantas del Cambon París, completamente redistribuidas y renovadas, son una invitación a un viaje artístico y literario por el siglo XIX. Y es que este hotel revela, piso por piso, un alma romántica cultivada con gusto y unos colores delicados.
Siete plantas, como los siete personajes célebres que vivieron en la rue Cambon y que marcaron el espíritu del Consulado durante el Segundo Imperio. La emperatriz Eugenia, Chateaubriand, Stendhal… Todos ellos han inspirado la decoración de las habitaciones y nos han llevado a diseñarlas como si se tratase de una habitación de invitados para la que se han reservado las mejores piezas.
Entrar en ellas es dejarse llevar por la belleza de las molduras, el color rubio y la calidez del parqué de roble; es acariciar el mobiliario de líneas limpias, seguir sus curvas, sentir la luz suave que penetra en la estancia; es abrirse a un dulce ensueño romántico mientras se contemplan los motivos florares y las pequeñas escenas bucólicas que te rodean.
Aquí no es necesario ser expresivo: se ha prestado una atención especial a los materiales, al diseño, al bienestar y a la artesanía para que cada una de las habitaciones sea un refugio que llame al descanso.
Un nido en el que cada objeto multicolor y cada pintura allí reunida encuentra su lugar de un modo natural, en el que las lámparas de vidrio soplado de gran pureza parecen flotar en el aire y se hacen eco de los discos solares, los cuales, una vez caída la noche, difunden un precioso halo luminoso con una suavidad infinita.
Una morada cómoda y perfectamente insonorizada, ideal para disfrutar de una pausa revitalizante que se extiende más allá de la habitación, hasta un baño que cae en el juego de las líneas puras y la claridad.
Una invitación para deleitarse con una ociosidad llena de gracia y poesía.